martes, 17 de septiembre de 2013

¿Cuántos Mamuts hacen falta para ganar a un Tyranosaurus rex?



Eloi (4 años) ha entrado en una fase curiosa (bueno, todas las anteriores también lo han sido). Ahora le ha dado por preguntar muchas cosas en plan comparación. Ahí van unos ejemplos:


Él: Papá, ¿Qué es más rápido, una estrella fugaz o una neurona?
Yo: Pueeeees buf. Una estrella fugaz, porque en realidad, las neuronas no se mueven. 
Nota: Le he contado que en su cerebro (él dice "celebro") hay unas células especiales llamadas neuronas. Por ellas pasan los "pensamientos" y se almacenan los recuerdos. Debe de haberse dado cuenta de que lo de pensar es algo que ocurre rápidamente, pero no sabe exactamente cómo de rápido ...

Él: ¿Quién ganaría una pelea: un elefante, un mamut o un Tiranosaurus Rex?
Yo: Bueno, pues yo creo que un T. rex. 

Él: ¿Y si pelean el Mamut y el T. rex contra el elefante?
Yo: Seguro que entre los dos le dan una buena paliza al pobre elefante. Pero, ¿por qué te empeñas en que todo el mundo se pelee? 
Eloi no contesta...

Él: Curro (a veces me llama por mi nombre. Me pone de los nervios. Creo que lo sabe y le gusta ...) ¿Quién ganaría una pelea un niño o un organgután?
Yo digo: Seguramente el orangután.
Y añado sin hablar: , aunque si el niño es medio Orco como tú, no estaría tan seguro ;)

Él insiste: Pero, ¿Y si son muchos niños y un orangután?.
Yo: Depende de cuántos niños sean y de cómo de brutos... (ha captado la indirecta, pero calla vilmente)

Para él lo de la fuerza física es algo muy importante. Su lóbulo frontal aún no ha vencido del todo al "celebro" reptiliano que ocupa el resto de su ser ;) Todo se mide en cantidad de fuerza. No usa Newtons ni Kilopondios, sino grados. Sí, le molan los grados. De hecho, todo se mide en grados: "Papá, te quiero 99 grados" o "Tiene una fuerza de 500 grados". No sé de dónde habrá sacado esto... El caso es que la fuerza es la primera magnitud abstracta con la que está familiarizándose. No es casualidad. Los que vivimos con él no paramos de insistirle en que tiene que controlar su fuerza. Y el primer paso para esto es saber cuantificarla. No vamos muy bien. Sigue creyendo que es más fuerte que el T. rex ;)

Y si la fuerza mola, la velocidad no se queda corta. Solemos hablar de velocidad cuando vamos al cole en bici. La aventura se presta a ello ...:

Eloi: Papá, ¿Qué es más rápido, un leopardo o un cohete espacial?
Yo: Pues claramente un cohete, hijo. Pero muchísimo más rápido.

Pero mi pequeño orco de las montañas (y ríos) también tiene un punto intelectual. Cual mono bípedo comienza a levantar la cabeza para mirar las estrellas y a preguntarse qué hay debajo de sus pies. Ahí van más comparaciones:


Eloi: Papá, ¿Qué planeta del sistema solar es más grande que el Sol?
Yo pienso: Joder, ya casi ha superado todo el conocimiento que su mi abuela adquirió sobre astronomía. La pobre murió creyendo que el Sol era un "praneta".
Pero le digo: No hay ningún planeta más grande que el Sol en el Sistema Solar...

Él: ¿Qué quema más, la lava o el sol?
Yo: El Sol quema muchísimo más que la lava.

Creo que la comparación es una herramienta estupenda que usan los niños para contextualizarse en el mundo que les rodea. Usan las respuesta a modo de aproximaciones sucesivas para ver cómo de lejos está algo, cómo de duro o cómo de caliente. Es como si, de manera inconsciente, buscaran establecer sistemas de referencia relativos. Algo así como "no sé lo lejos que está la casa de mis abuelos, pero si aprendo que está más lejos que mi cole, pues me hago una idea". Al principio este sistema relativo es poco útil: nunca se cruzará con un T. rex ni con un Mamut para poner en práctica la lección. Pero poco a poco irá estrechando los umbrales de este sistema de referencia. Y espero que en ese momento aprenda dos cosas: 1) No es buena idea darle cabezazos a su padre en la entrepierna, 2) Cuando juegas a peleillas no puedes usar toda tu fuerza: te arriesgas a que tu contrincante lo haga también ...

Mientras, en una esquina de la habitación (o del remolque, o del coche...), Mario (1 año) se hace el despistado. Nos hace creer que no se entera, que está muy ocupado intentando enchufar la tostadora o comiendo restos de comida que caen al suelo. Pero a mí no me engaña. Su pequeño "celebro" está tomando nota. Sus ojillos le delatan. Son de un azul mar en un día bonito (según un amigo que lo quiere mucho), pero además parecen decir: "cuando este cuerpo de bebé me mantenga firme os voy a demostrar quién es más rápido, más fuerte y quema más"...

6 comentarios:

  1. Genial, el post y el pequeño orco ;)

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  2. Genial. Sencillamente genial. Nunca me cansaré de la inteligencia suprema de los pequeños orcos. Enhorabuena, porque usa la fuerza bruta de sus neuronas para darnos grandes lecciones.

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  3. Gracias a ambas. Alicia, un placer tenerte por aquí ;)

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  4. jaja como se nota el material al que está expuesto! no veo que compare la velocidad entre dos jugadores de futbol o dos coches deportivos. Dinosaurios, estrellas..... aquí tenemos al próximo Carl Sacan!! jeje

    Que Dios (el que sea) te de fuerzas para tener siempre una respuesta y nunca llegues al "calla niño", jeje

    Uruk-hai!! j

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  5. Muy bueno el post, el niño y el padre. Menudo par de superhéroes que estáis hechos!!! :D Me sumo al deseo de que sigáis teniendo estos diálogos tan entretenidos y constructivos y también al de que sigas compartiendo algunos de ellos de este modo ;)

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  6. Muy bueno el post, el niño y el padre. Menudo par de superhéroes que estáis hechos!!! :D Me sumo al deseo de que sigáis teniendo estos diálogos tan entretenidos y constructivos y también al de que sigas compartiendo algunos de ellos de este modo ;)

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