viernes, 5 de agosto de 2022

Profesor titular



El  14 de julio pasado me presenté a una plaza de profesor titular en la UCO. Esta entrada trata de cómo fue el proceso y de cómo he digerido el resultado de la oposición (Spoiler: gané el concurso. Era el único candidato, así que muy mal tenía que hacerlo para no conseguirlo)

La oposición constaba de dos ejercicios. En el primero tenía que "defender" mi trayectoria científica y docente, así como proponer un proyecto investigador y un plan docente. Es decir, se trataba de contar lo que había hecho hasta ahora y proponer hacia dónde quiero dirigir mis pasos en caso de ocupar la plaza de profesor titular. En este ejercicio usé la siguiente presentación de Prezi como hilo argumental. 

 

 

El segundo ejercicio consistía en impartir una clase de la asignatura con la que me presenté a la oposición. En este caso la asignatura fue "ecología", del grado de Ciencias Ambientales de la UCO. Los miembros del tribunal seleccionaron al azar tres temas y yo elegí uno entre esos tres. Al final el tema elegido fue "la sucesión ecológica". Aquí se puede ver el guión que uso para impartir esa sesión. 

Fue una mañana intensa y entrañable. Pasé muchas horas hablando  sobre el camino recorrido y sobre lo que me gustaría hacer en el futuro. En ese rato, mientras hablaba, me acordé de mi familia, de mis amigos y de los compañeros con los que he compartido mis primeros 19 años de trabajo. En más de una ocasión se me entrecortó la voz de la emoción al recordar la ilusión y el esfuerzo realizado. Nunca hasta ese día viví con tanta intensidad la sensación de ubuntu: soy porque somos. He usado esa frase en muchas conferencias, pero en esta ocasión lo sentí profundamente. Además, tuve la enorme oportunidad de compartir con el tribunal (y con los asistentes) una propuesta de futuro. Un deseado "seré porque seremos". El "gracias por mi(nuestro) Curriculum" de hace unos años ha evolucionado y no es suficiente. Sin todas las personas con las que me he cruzado estos años no sería yo. De hecho, no sería. Así que no se trata de dar las gracias por "ayudarme" a llegar hasta aquí. Es, más bien, un gracias por permitirme interser con vosotros :)

Después de la exposición, el tribunal me hizo muchas preguntas y, al final, consideró que era apto para ocupar la plaza. Así que, en breve tomaré posesión como profesor titular de la Universidad de Córdoba. No soy muy fan de las liturgias, pero en este caso sí me gustaría darle a esto cierto peso. Después de unos días de reflexionar sobre el asunto, tengo dos razones principales para darle importancia a este "rito de paso":

En primer lugar porque yo nunca pensé en llegar a ser profesor titular. Tampoco lo busqué con intensidad. Decir que "simplemente pasó" sería mentira y también un poco injusto para los que no lo han conseguido. Pero sí tengo la sensación de que he llegado hasta aquí por una combinación al 50% de suerte y esfuerzo. El esfuerzo es necesario, pero no suficiente. De hecho, si lo piensas fríamente, todo es suerte. El gran Tim Minchin lo dice de manera brillante en este vídeo: "tú no creaste la parte de ti que te empujó a esforzarte para conseguir tus logros. Simplemente tuviste suerte...". Así que se trata de un logro compartido. La frase que mejor me ayuda a resumir esta sensación es algo que decíamos de pequeños cuando jugábamos al escondite: "¡¡por mí y por todos mis compañeros!!".

La segunda razón tiene que ver con la responsabilidad que asumo en esta nueva posición. A partir de ahora nunca tendré que preocuparme por la estabilidad de mi trabajo. Salvo colapso sistémico (o error tremendo por mi parte), tengo el sueldo asegurado. En estos tiempos inciertos esto es una especie de superpoder que, como diría el tío de Peter Parker, implica una gran responsabilidad. Creo que esa responsabilidad implica por mi parte adherirme a una serie de principios. Los escribo aquí, públicamente, para que no se me olviden y para que, en caso de ser necesario, alguien pueda recordármelos. Ahí van:

  • No acaparar. Cuando llega la titularidad suele ocurrir que empiezan a acumularse cargos y responsabilidades. Eso no es inherentemente negativo. Pero sí creo que tiene varios aspectos no positivos. Uno de ellos se describe bien en un refrán: "el que mucho abarca, poco aprieta". Otro aspecto negativo es que la acaparación de proyectos y de recursos dificulta que los que vienen detrás accedan a ellos. No quiero ser un techo de cristal para la gente más joven que yo. Así que, en los próximos años me tocará entrenar eso de decir "no, gracias".
  • Muere joven. No pienso morirme aún, no. Aunque si lo hiciera ya no podría decir que soy joven. En unos días cumplo 48, así que no podemos decir que sea una joven promesa de la ciencia. Este principio no va de eso. Es algo más complejo, creo. A lo largo de mi carrera he tenido la sensación de que había un enorme tapón en la academia que dificulta la incorporación de excelentes profesores e investigadores. El hecho de que la edad media de los que entran en el sistema no pare de subir es una buena evidencia de esto. El asunto es que no me gustaría contribuir con mi presencia a ese tapón. Y la mejor forma que se me ocurre de hacerlo es asumir que mi vida "útil" como investigador principal será reducida. Esto implica que, a partir de ahora, dedicaré energía a construir grupos de trabajo más horizontales en los que el papel del "investigador principal" no sea tan relevante. Esto facilitará, espero, mi relevo en el medio plazo.
  • Trabajar por el bien común. Esto es un poco redundante porque el mero hecho de trabajar como profesor e investigador implica inherentemente contribuir al bien común. Digamos que esta afirmación está en el "objeto social" de la universidad que paga mi nómina. Pero estoy pensando en algo más. Concretamente en la forma de investigar, de generar conocimiento científico. En los próximos años me gustaría contribuir a crear conocimiento que fuera directamente útil para abordar retos socioecológicos. Hasta ahora he intentado investigar para generar conocimiento potencialmente aplicable a la gestión de los recursos naturales. La diferencia es importante. A partir de ahora me embarcaré en promover la co-creación de conocimiento para resolver retos ambientales. Esto implica un cambio de rumbo importante para el cual aún no dispongo de los conocimientos necesarios. Todavía no sé bien cómo se materializará esto, pero ahí queda la intención.
  • No olvidar que te pagan por ser profesor. Los profesores más viejos del lugar me dicen que dar clase tiende a aburrir. Es normal, creo. Repetir contenidos cada año es tentador y eso aburre. Creo que el aburrimiento lleva a una especie de simplificación del proceso de enseñanza-aprendizaje en el que los actores individuales (alumnos y profesores) se convierten en un colectivo muy bien definido que recibe juicios no siempre basados en la evidencia: no tienen interés, vienen menos preparados cada año, etc. Además, la repetición lleva (creo) a una especie de acomodamiento que reduce la motivación y por tanto también la eficacia del proceso de aprendizaje. También creo (y remarco que esto es una creencia mía) que una vacuna para evitar lo anterior es la conciencia. Tomar conciencia de las responsabilidades que tenemos los docentes es importante para mantener cierta "tensión". Eso y cambiar el material, las actividades e incluso las asignaturas que impartimos. Tendemos a identificar a un profesor con "su" asignatura y eso no es bueno para nadie.
  • Ser palanca de cambio desde dentro. Este punto es un poco presuntuoso por varias razones. Una de ellas es que asumo que mi visión del mundo es correcta y que estoy legitimado para "imponerla". Otra, más obvia, es asumir que el sistema se dejará cambiar por el hecho de que yo haya accedido a ser profesor titular. Admitiendo esta dosis de presunción y de ego, me refiero a algo más sutil. Cuando estás fuera del sistema y tu sueldo depende directamente de tu desempeño, es relativamente fácil embarcarse en batallas que defiendan derechos o que intenten mejorar el mundo. Dicho de otra forma, cuando entras al sistema, ya no tienes esa "presión selectiva". Ya no es tan relevante que el sistema sea "justo". Yo estoy dentro, así que en nada me beneficiará que el sistema sea mejor. Quiero creer que no caeré en esa trampa, pero como no me fío de mi mismo, prefiero dejarlo por escrito. Este principio se concreta en no renunciar a la gestión en la Universidad. Si quieres que las cosas mejoren, tienes que remangarte y asumir responsabilidades.
  • Conciliación first. Dejo para el final el principio que considero más importante. Se trata de aprender que el trabajo es eso, trabajo. No soy mi profesión. No soy los artículos que escribo ni los proyectos en los que participo. Casi me da vergüenza escribir esto de lo obvio que es, pero los que trabajamos en este negocio sabemos que hay que hacerlo para poner peso ahí y conseguir conciliar de verdad. Es muy tentador poner el trabajo primero. Nuestra profesión tiene fuertes incentivos para el ego: estudiantes que escuchan en silencio tus diatribas, artículos científicos en inglés en los que aparece tu nombre en negrita, gente que te trata como "experto" en cosas, etc. Llevo años intentando reducir el peso que tiene el trabajo en mi vida. Creo que lo voy consiguiendo poco a poco, pero hay que estar siempre atento. En los próximos años espero que mi trabajo vaya detrás de otros aspectos. Prefiero ser pareja, padre, hijo, hermano, amigo, etc., que un ilustre profesor o investigador.

 

Y hasta aquí llega esta entrada por ahora. Si se me ocurre algún principio más, lo añadiré. Sé que este blog lo lee muy poca gente, pero sentía la necesidad de escribir esto públicamente. Es como una especie de sortilegio digital para intentar hacerlo mejor en los próximos años.

 

Seguiremos informando :)