jueves, 13 de agosto de 2009

Lo que nos hace infelices.

No sé muy bien por qué, pero hoy en el desayuno se me ha ocurrido esta pregunta:
¿Qué nos hace más infelices, el tener que hacer lo que no nos gusta o el no poder hacer lo que nos gusta?. Es decir, ¿somos infelices por omisión o por comisión?

Y pensando en eso, me he acordado de una canción de Silvio Rodríguez que hablaba de algo parecido. Y resulta que procede de unos versos de Benedetti:

Uno no siempre hace lo que quiere

pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.

Pues sí, tenemos ese derecho. ¿pero qué nos duele más, no sastisfacer ese derecho o no poder hacer lo que queremos?. De los versos anteriores se intuye que duele más hacer lo que no queremos ...

Yo tiendo a creer que me molesta más no hacer lo que quiero (leer más, hacer más deporte, ir más al cine, disfrutar más de mis amigos, trabajar en cosas divertidas, etc.) que tener que hacer lo que no me apetece (terminar ese dichoso informe, ir al supermecado, etc.). De lo que sí estoy seguro es que en el corto plazo somos más transigentes haciendo lo que no queremos. Siempre acabamos dejando para el final lo que nos apetece hacer. Al menos a mí me pasa así ... La conclusión es que me paso el día haciendo cosas que no me apetecen demasiado. Y además las hago corriendo, con la vana esperanza de que al final tenga tiempo de hacer lo que me apetece.

Creo que eso que me pasa es un enfermedad que se llama "síndrome de la felicidad postpuesta"

En fin, pensamientos poco cocinados con un importante ingrediente: falta de sueño ...

1 comentario:

  1. Esto que comentas, Curret, sobre la felicidad postpuesta, en mi opinión se ha de remediar, porque es cierto que somo sumisos de nuestro entorno, pero no olvidemos que somos dueños de nuestra persona. Con ello quiero decir que nadie puede modificar nuestro comportamiento, siempre que uno se quiera a si mismo lo suficiente y seamos conscientes de que uno tiene la última palabra para elegir el camino de su felicidad. Nos han hecho entender que no somos libres para elegir, me río yo de eso, tranquilo me encuentro porque tengo lo necesario para vivir feliz, que no es nada más que estar cerca de la gente con la que intercambias sentimientos agradables, pero sobre todo estar con uno mismo y aportarse lo que necesita. Lo demás, lo que no nos deja ser feices, para mí es secundario, y lo aparto en la medida de lo posible, y si hace falta lo anulo de mi entorno. Al parecer se tiene miedo a cambiar por una vida mejor, a lo desconocido, eso hay que obviarlo, somos nómadas en busca de cobijo y alimento, pero también en busca de la felicidad (del equilibrio).

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