Creo que todavía no entendemos bien qué es un blog y para qué sirve. Es un sitio donde uno escribe cosas. Las cosas que le apetece escribir. Y otros (casi siempre tus colegas) lo leen y ponen comentarios en relación con las chorradas que tú escribes. Es divertido. Uno conoce gente y suele aprender cosas también. El rigor de un blog es el de la persona que escribe una entrada en cada momento. Hay entradas más rigurosas que otras. La que estabas buscando aquí tiene un rigor justito. Es fruto de un enfado con una situación que afecta a muchos. Pero con mi entrada no aspiraba a tener razón. De hecho sé que se me escapan muchos matices y sé que estoy equivocado en buena medida. Pero es mi opinión. Y soy libre de formularla en este foro (=mi blog). De hecho, no es la primera vez que digo las cosas que se dicen en el blog. La diferencia en este caso es que lo escrito, escrito está. Y si además lo pones e internet (gran error por mi parte), pues te expones a lo que ha pasado... Así que, asumiendo mi (gran) parte de responsabilidad, creo que parte del exceso de trascendencia que se le ha dado a este pensamiento mal cocinado se debe a que no sabemos bien gestionar las opiniones ajenas. No debería darnos miedo (a las empresas o insitituciones) que un pelagatos como yo diera su opinión libremente (siempre que ésta no falte el respeto a nadie). Me dicen algunos que he simplificado las cosas y que no es justo lo que digo, ya que me falta visión de conjunto. Pues claro que las he simplificado. Soy libre de opinar simplificando. Podría opinar aqui (=mi blog) que no me gusta la forma de vestir de los agentes de medio ambiente, que irían mejor de amarillo chillón. Es una opinión infundada y hasta estúpida, pero tengo derecho a tenerla y a escribirla aquí. Es más, podría instigar a que se rebelaran contra el verde que llevan, reivindicando un amarillo mucho más bonito. Seguro que nadie se molestaría. El problema es que la simplificación que he hecho afecta a la buena imagen de una empresa (pública). Y claro, eso es pisar callos o tocar las narices, que para el caso es lo mismo.
El caso es creo que no se ha entendido bien qué es opinar y el valor de las opiniones de la gente. Yo no trabajo en egmasa, y por tanto mis opiniones valen más o menos lo mismo que la reponedora del mercadona donde compro los cereales (aunque quizás haya trabajado antes en egmasa ... es una broma, no se me enfaden). Es decir, mi opinión a este respecto vale poco. Más bien nada. Otra cosa es que haya habido mucha gente que se sienta identificada con dicha opinión. Pero el caso es que esta opinión ha molestado a muchos (el que se pica ..., perdón, otra maldad. Es que me salen solas). Lo siento por ello. Hubiera preferido ver sus comentarios en el blog, promoviendo un interesante debate abierto. Pero no, no ha habido comentarios públicos. Siento que se hayan enfadado, de verdad. No he dudado nunca que en egmasa haya grandes profesionales que hacen su trabajo estupendamente. Tampoco dudo que egmasa haya hecho cosas buenas por el medio ambiente. Probablemente sin egmasa no habría planes de conservación de flora y fauna y habría muchos programas ambientales que no hubieran podido desarrollarse. Pero eso no quita que la gestión de recursos humanos de egmasa sea penosa y patética (os recuerdo que es mi opinión, la de un merluzo ajeno a la empresa).
El otro motivo por el que he decidido suprimir temporalmente la entrada es el uso que le han dado alguno de los afectados y empleados de egmasa. Me consta que la entrada ha sido enviada por correo electrónico a muchas personas y también se ha movido por redes sociales en internet. No es que me moleste eso (cuando uno pone cosas en internet, se expone a ello). Me molesta (un poco) que la han usado para reivindicar sus propios derechos personales amparados (en algunas ocasiones) en el anonimato. Y eso está feo. Digamos que adolece de valentía. Se me podría acusar de cobarde también porque no mostré mi opinión estando dentro de la empresa y tendrían razón en esa acusación. Pero eso no quita que me haya parecido mal ser usado como arma contra Goliat. Sobre todo, cuando no era ese el objetivo de mi entrada. Por lo demás, gracias a todos los que habéis comentado la entrada dando vuestro nombre.
En definitiva, que tenemos una situación subrealista: Alguien opina con poco rigor sobre una empresa en la que no trabaja, y su opinión es usada por algunos trabajadores para reivindicar sus derechos. Y encima se hace famoso por ello sin pretenderlo. A mí me suena un poco raro, la verdad.
Así que, cada cual que aguante su vela. La mía no está en este entierro...
Notas finales:
- Para el que no me conozca, diré que llevo 12 años trabajando en el contexto del medio ambiente en Andalucía. No es que sea un lumbreras, pero he hecho cosas más interesantes que escribir en un estúpido blog. Es sintomático que el sistema se dé cuenta de que una de sus hormigas existe cuando ésta grita su opinión en voz alta y no cuando trabaja denodadamente día tras día (en el fondo esto es lo que más me duele de la repercusión mediática de esto).
- No me retracto de las opiniones que expresaba en la entrada llamada "EGMASADAS". Puedo estar equivocado y si me convencen de ello, cambiaré de opinión. Vuelvo a pedir perdón si alguien se ha sentido molesto. Pero sigo opinando que egmasa gestiona tremebundamente mal sus recursos humanos.
- Esta entrada no admite comentarios.